¡Hola, soy Marta!

Autora de ficción

¿Te puedes creer que esta presentación es lo que más me ha costado escribir de toda la web?

Llevo días haciéndome la longuis porque no sé cómo hablarte de mí y que te resulte interesante. De modo que he decidido empezar por el principio. Mi nombre.

Marta I.G. Tardón. La I y la G no son de Instagram, como me ha preguntado el 80 % de la gente, son de Isabel García. O sea, Marta Isabel García Tardón. Ya, ya lo sé, tengo nombre de telenovela. Pero pensé que no era cuestión de omitir nada, porque cada parte de mi nombre representa algo importante en mi vida, así que así se quedó para la posteridad literaria.

Nací en 1979, tengo cuarenta y cuatro castañas (ya echo yo la cuenta por ti), por lo que, se supone, pertenezco a la generación X. La que está entre los Baby boomers y los Milenials. En fin, que fui a la EGB.

¿Y esto por qué es importante? Pues porque explica el contexto cinematográfico en el que crecí y que es una de mis principales fuentes de inspiración a la hora de escribir. Si sumamos el hecho de que tengo cuatro hermanos mayores, nos da como resultado todas las pelis de acción de los 80 y 90. Schwarzenegger, Van Damme, Stallone, Lundgren… Eran de la familia. En serio, cuando los veía en una película, era como ver a mis tíos repartiendo estopa. Star wars, Star trek, El Señor de los Anillos y el universo MARVEL/DC, son ya clásicos que van en mi ADN.

Ok, eso sería la parte de acción, pero… ¿y la parte friky paranormal? De eso se encargó cierto programa radiofónico (que hoy en día perdura en la tele con un nombre parecido) y cuyos presentadores son tan habituales para mí como Arnold y Jean-Claude.

¡Ah! Y soy del team vampiros y hombres lobo. Paso un poco de los zombies.

Todas esas referencias se reflejan en los libros que me gusta leer y en lo que, al final, escribo yo. Ficción, fantasía, acción, terror paranormal y amor, mucho amor del bueno.

Mi historia

¡Resumida, claro!

 Entonces, quedamos en que nací en 1979. Un 11 de marzo en Madrid, para ser más concreta.

A esta personajilla de la foto siempre le gustó el faranduleo: bailar, cantar, actuar, dibujar y escribir, por supuesto. ¿Todo lo hacía bien? Pues unas cosas mejor que otras, ya me entiendes… Centrándome en lo que es la escritura, hacía mis cuentos, cómics (modo súper de andar por casa, ¿eh?) y llenaba diarios. Pero nada de contar las cuatro cosas del día. Yo daba detalles a montones, describía entornos, había diálogos. ¡Vamos, que novelaba mi día a día! ¡Y escribía muchísimas cartas! Aún guardo un par de cajas llenitas. Si estás leyendo esto y nunca has escrito una cartaaa… Bueno, no pasa nada, pero era muy guay. XD

Como no se me había ocurrido vivir del faranduleo, al terminar la EGB, dirigí mis pasos al mundo sanitario. Intenté entrar en el ejército a los dieciocho, pero por aquel entonces mi estatura de tapón no era suficiente. Trabajé en sanidad muchos años (y alguna otra cosa peculiar, de la que no hay documentación gráfica. No tengo claro si por suerte o por desgracia). El caso es que el bichito del ejército me rondaba de vez en cuando (ver las fotos de todos mis hermanos jurando bandera, picaba) y con veintisiete años lo volví a intentar.

¿Que mi idea era apuntarme a reservista voluntaria? Sí. ¿Que, una vez allí, me pilló por banda un brigada y me dijo que pa´dentro del tirón? También. Esa vez, mi estatura de tapón les pareció perfecta. Diecisiete años y medio después, aquí estoy. Y cosa curiosa: he conseguido aunar milicia y sanidad.

En todo ese tiempo no escribí nada. N-A-D-A, como decía la del anuncio. Hasta que llegó el COVID, su encierro y una imagen GIF.

Pero eso, es otra historia…